LA
SORORIDAD EN AMALGAMA
Lucrecia Janqui. Socia fundadora de Amalgama |
La confianza, el respeto y aprecio entre las
socias de la Asociación de
Mujeres Latinoamericanas Amalgama, ha
sido un proceso de encuentros y desencuentros en nuestro
camino de empoderamiento individual y
colectiva como organización de mujeres.
Marcela Lagarde, incluye en sus escritos el concepto de SORORIDAD,
quien la
define como “ la alianza entre mujeres a
partir de la diversidad e incluso de la discrepancia”.
La sororidad es una palabra
que encierra mucho poder para las mujeres que
necesitan urdir vínculos fuertes para crecer de manera individual
como colectiva.
Entender e
interiorizar la sororidad como tal,
ha generado un cambio cualitativo en Amalgama. Puedo decir
que es un hito en
la historia personal y colectiva, por tres razones:
1° Entender, reconocer y valorar la
identidad individual de cada mujer como
su cultura, religión, ideología y su propia historia que
hacen única a cada persona es un capital humano y político incalculable;
2° Instituir una
identidad de género colectiva, que permita un fortalecimiento
institucional y
3° Construir un espacio – tiempo que
facilite cultivar la sororidad como una actitud cotidiana como seña de identidad
institucional de Amalgama; que así se resume en nuestro lema: “Solas somos una, juntas
Amalgama”.
En esta línea
de trabajo surge el espacio EntreNos
como el espacio- tiempo de mujeres (la Pacha warmi) donde, entre mujeres
compartimos con plena confianza las “historias
de vida” con la perspectiva de erigir el BIENESTAR PERSONAL Y COLECTIVO
como una estrategia del cuidado y
fortalecimiento de la autoestima
femenina como un derecho de vivir mejor en cualquier lugar del mundo.
La misión de Amalgama es “construir
un espacio de reconocimiento entre mujeres con el fin de potenciar y
visibilizar nuestras capacidades y participación en el desarrollo político,
económico y cultural de manera transnacional”.
Una clave estratégica para hacerlo tangible es
mediante la sororidad
reconociendo, potenciando y visibilizando las capacidades profesionales,
personales y sociales de cada socia en las diferentes acciones de la vida
asociativa; así como reafirma Marcela Lagarde,
que la sororidad y el affidamiento
producen autoridad femenina para ejercer el liderazgo democrático,
incluyente y desde una perspectiva feminista, muy necesaria
en las organizaciones de mujeres
que deben responder a los desafíos y
cambios sociales, económicos y
políticos en el siglo XXI del mundo.